Domingo Olivera y su familia ocupaban la chacra “Los Remedios” (2) en sociedad con Clemente Miranda ya que con él la adquirieron en propiedad en 1828. Poco después Miranda se retiró y Domingo Olivera fue el propietario total y ocupante permanente de la chacra (3).
La superficie que hoy circundan las Avenidas J. B. Alberdi, Olivera, Directorio y Lacarra era una pequeña parte de la quinta “Los nogales” y allí la familia Olivera edificó en 1886 la Residencia Villa Ambato, nombre dado a ese palacio en recuerdo de la localidad ecuatoriana de Ambato donde en 1798 naciera Domingo Olivera, cabeza de esa familia que ocupó productivamente en esta zona muchas hectáreas y en cuyo recuerdo lleva su nombre la Avenida de la Ciudad de Buenos Aires que nace en Rivadavia al 8800 y corre de norte a sur.
El otro gran inmueble, en esta misma zona, es la casa de la familia Olivera, que adecuadamente restaurada es hoy un edificio público que oficia como medioteca, museo y lugar de desarrollo de diversas actividades culturales con el nombre de “Complejo Cultural Chacra de los Remedios” ubicada dentro del Parque Avellaneda.
La imponente, atractiva e interesante Villa Ambato no ha tenido la misma suerte y gracias a su sólida construcción se mantiene orgullosamente en pie aunque lamentablemente descuidada (4). Hoy, como sede de enseñanza escolar, es obviamente una base de la cultura. Esta Villa Ambato tiene un edificio ya histórico por lo menos a causa de sus más de 120 años de antigüedad, su estilo y características; además es arquitectónicamente importante y está ocupado y utilizado diariamente lo cual demuestra que es una construcción de calidad. El mirador, un ejemplo, permite imaginar a vigiladores que desde su altura observaban a lo lejos ya que el lugar era pampa pura. Visitantes atentos o escritores creativos sentirían estimulada su imaginación ubicándose fantasiosamente en el siglo XIX y recordando que la Residencia Villa Ambato en el momento de su edificación se encontraba lejos de la ciudad de Buenos Aires que en 1886 llegaba hasta la actual calle Boedo o sea Avenida Rivadavia al 3700 y la residencia que elogio está a 300 metros de la misma Avenida pero a la altura del 8700.
Opino que la Residencia Ambato merece ser reciclada y constituirse en un edificio de prestigio para toda la ciudad y lugar para la cultura. Cuenta con la ventaja de poder se apreciada inmediatamente por cientos de alumnos que a diario pasan y pasarán por ese edificio-escuela. Recurriendo a una definición sencilla de qué es cultura cabría decir:
(a) lo que queda del pasado,
(b) obrando en el presente, y
(c) modelando el futuro.
Apoyándome en estas frases diría que la Residencia Villa Ambato es:
(a) parte de la historia de la Ciudad,
(b) funcionando en el presente como escuela, y
(c) modelando el porvenir de muchos estudiantes..
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El mal gusto de quienes conducen la gestión educativa de la ciudad los llevó a construir, sobre la calle Pío Collivadino (5) próximo al número 436 (placa inexistente) hasta la calle José Bonifacio (70 metros aproximadamente) unos galpones donde funciona el valioso Instituto Vocacional de Arte entidad por cierto importante, dinámica y formadora de niños y jóvenes volcados al arte, jóvenes que cuentan con el apoyo incansable y eficiente de docentes y padres de los concurrentes. El I.V.A.. es merecedor de un mejor edificio; su cambio, a espacios apropiados y funcionales, permitiría el lucimiento de la mentada Residencia, la cual, reciclada, se la apreciaría en su grandeza y seguiría siendo sede de la escuela que hoy la ocupa (Escuela nº 8 del DE 13) Sin necesidad de inspiraciones mágicas o ejemplos lejanos bastará con imitar la experiencia edilicia del Instituto Félix Bernasconi, también dependiente del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, ubicado en Cátulo Castillo 2750 del barrio porteño de Parque Patricios, para encarar la puesta en valor de la Residencia Villa Ambato que sería incuestionablemente una Casa para la Cultura. La burocracia respetando las leyes que protegen este buen edificio histórico no ha podido demolerlo pero lamentablemente los legisladores sólo protegieron el edificio de la picota omitiendo decir que no se lo debía ocultar. (6)
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La ciudad espera respuestas mejoradoras para sus valiosos edificios históricos enriquecedores de nuestra cultura.
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