Ya que llegué en el invierno, del año 2009, ni pensar cabía en la idea de meterme en el mar, ese maravilloso espacio, enorme, dinámico y atractivo. A él me acerqué varias veces para mejor escucharlo: gocé de día su belleza brillante, gracias al sol, y por la noche pareció aplanarse para espejar la luna.

     Enterado de las muchas casas de cultura existentes en la ciudad decidí que sólo podría recorrer algunas. En general son lugares con ofertas variadísimas y se mantienen activas durante todo el año: lugareños y turistas las aprovechan. Dije muchas casas de cultura y soy exacto ya que la ciudad posee docenas de lugares donde la imaginación creativa y el saber, en sus diversas disciplinas, se cultivan en concurridos espectáculos.

     Visité el espléndido Centro Cultural Victoria Ocampo, en la calle Matheu 1851 (1), mansión acogedora y cálida, ocupada por el arte y la historia; aquí la construcción, que es centenaria, parece recientemente finalizada. Victoria Ocampo (fundadora de la revista SUR en 1931) heredó esta imponente residencia en 1936 y amó sus “olores vegetales” tanto como amaba a la naturaleza y el arte. Recibió en esta mansión a muchísimas personalidades entre los cuales recuerdo a Pepe Bianco, Adolfo Bioy Casares, Jorge Luis Borges, Graham Green, Gabriela Mistral, Pablo Neruda y Alfonso Reyes.

     La casona está reciclada a nuevo, muy bien conservada y cordialmente atendida por la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de Gral. Pueyrredón. Fue construida en 1912 con diseño de estilo inglés, tiene una casa que fuera para los caseros, de estilo francés y una tercera construcción a la manera italiana: Europa en Mar del Plata, pensé. Victoria Ocampo donó a la UNESCO esta grandiosa propiedad junto con la Villa Ocampo de San Isidro, en la Provincia. de Buenos Aires. La UNESCO decidió subastar la residencia a la cual me refiero con su amoblamiento, para, con esos fondos, solventar los gastos de la otra Villa, designada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad. Fue rematada el 28 de Enero de 1981 (2) y adquirida por la Municipalidad local en una excelente decisión de política cultural. Los edificios, sus parques y los tesoros artísticos lucen muy bien presentados y abundan los informes en folleterías o mediante guías a disposición de los visitantes (guías bien entrenados y hay además exhibición de películas) Allí se realizan meritorios actos culturales y el lugar merece ser visitado.

     También pertenece a la misma Municipalidad el Centro Cultural Osvaldo Soriano ubicado céntricamente en Catamarca y 25 de Mayo en un edificio de líneas rectas, con mucho vidrio, luminosidad y sectores espaciosos que invitan a recorrerlos para su disfrute. Veamos algunos:

     la Biblioteca Marechal, bien surtida y que cuenta además con una específica Sala Infantil.

     Además cuenta el Centro Cultural con espacios para exposiciones y un patio para actividades al aire libre.

     El salón de actos es grande, cómodo y muy adecuado para la realización de diferentes encuentros.

     La cafetería es un sector del edificio útil para reuniones previas o post actividades o para socializar en un clima confortable.

     En el edificio hay oficinas administrativas y todo el enorme inmueble está eficientemente atendido.

     Creo necesario resaltar la existencia y el buen funcionamiento de la librería El Atril ubicada en un edificio de 6 plantas en Santa Fe 1654 (pleno centro turístico) surtida de muchísimos libros, que cuenta con personal bien informado y un salón para actividades culturales públicas,

     Visité el centro de reuniones comunitarias de la agrupación América Libre (3) que llamó al lugar Casa del Pueblo establecida en un edificio ocupado de hecho y con repetidas amenazas de desalojo: está ubicado en la esquina de 20 de Septiembre y San Martín. Conversé con una joven muy entusiasta, quien me explicó que la agrupación había recuperado el inmueble para la cultura popular. Allí se aprecian galerías de arte, noches de radio, reuniones poéticas, talleres de danza o literatura y todo lo que sirva para gritar la digna rabia de la gente (una de las consignas de los organizadores)

     La lista sigue y sigue en centros culturales, ferias artesanales, exposiciones, cines, teatros y “mucho mas” como me dijo un remisero marplatense. Esta nota puede ser el prólogo para informes futuros que alguien podrá realizar ya que son unos cuantos los centros culturales pendientes de reseñar, describir y elogiar.

     Al dejar Mar del Plata, realmente una hermosa ciudad, miré el mar y entendí que esas coloridas y ondulantes aguas, además de atractivas son capaces de cargar con energías creativas a quienes vivan o paseen por allí.

     Volveremos, dijo alguna vez un personaje belicoso. Volveré, imaginé como pacífico gozador de la buena cultura pues queda mucho por descubrir.